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Cómo el deporte cambio mi vida

publicado por Florencia Brahm el
Cómo el deporte cambio mi vida

Cuando la motivación dejo de estar, para poder llegar a mis metas, descubrí que el motor de mi vida no era sólo la motivación, sino que también la perseverancia y la resiliencia a los cambios. Con esto, logré mucho más que ser Campeona Nacional de Salto Triple, logré saber quién soy.

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Hace más de 10 años que mi vida gira en torno a tener una vida activa, en entrenar, en ponerme metas lo más altas posibles y trabajar por ellas. Pero eso nunca es una tarea fácil. Sólo tenía 6 años cuando por primera vez pise una pista de atletismo y desde ese minuto mi alma encontró un hogar que nunca podrá ser remplazado, donde encontró un lugar cálido, pero a la vez frío. 

La pista, en mi caso siempre es lugar de sentimientos encontrados, mi deporte es solitario, me paro en la corredera de salto triple, respiro; y solo estoy yo, mi mente, mis pensamientos y nadie más. Trabajar los pensamientos al momento de entrenar, competir y en el día a día ha sido mi descubrimiento más importante, porque sí, es verdad, creo firmemente que somos lo que pensamos y hacemos

Llego un minuto, donde ser la mejor, no era solo por mí, sino que desde todos los aspectos de mi vida, me empezaron a definir por mis logros deportivos, era la “amiga deportista”, o mucho más que eso ya que mi valor como persona radicaba en ser deportista, o yo lo sentía de ese modo. Cuando empezó a ocurrir esto, yo también me empece a definir solo de esa manera, a toda costa, incluso de mi salud mental. Tenía que lograr llegar a lo más alto y eso tampoco era suficiente. 

La motivación comenzó a transformarse poco a poco, en frustración, en ganas de dejar el entrenamiento, los objetivos se fueron alejando, la salud mental deteriorándose hasta llegar al punto de tomar la decisión de retirarme, porque pensaba y estaba segura de que, si me falta motivación, mejor dejarlo. 

Dos años fuera de las pistas me llevaron a darme cuenta de que la motivación es una parte ínfima pero necesaria para lograr mis objetivos. Si bien esta necesidad de estar motivada es algo importante, la perseverancia, la resiliencia y las ganas día a día de llegar a un objetivo a pesar de los obstáculos se trasformaron en el motor que me empuja a ser quien soy. 

Es en este minuto, donde me planteo la pregunta, ¿Qué hago para despertarme todos los días y trabajar en mis metas a pesar de no tener la motivación? 

La verdad es que creo que no existe una respuesta correcta, pero para mí lo más importante ya no es ser la mejor a toda costa, mi motivación ya no viene desde ese punto. Si no que el punto de partida para levantarme todos los días a las 5:00 am, es saber que lo que estoy haciendo, lo hago porque quiero y no por obligación. 

Creo firmemente en el poder de los pensamientos, ya que cuando logre darme cuenta de que me saboteaba a mi misma y la motivación que tenía en la noche desaparecía cuando sonaba la alarma, fue un llamado de atención para darme cuenta de que soy lo que pienso.

Hoy, a casi cuatro años de volver a las pistas, me doy cuenta de que soy más que eso, más que una deportista. Soy una mujer que lucha por ser lo que quiere a pesar de que todos los días tengo batallas internas para lograr mi objetivos, pero el deporte cambio mi manera de ver la vida. Soy más que mis resultados, soy un proceso, un camino y las ganas de ser mejor que el día anterior. Ese es mi motor, levantarme y ser mi mejor versión dentro de mis posibilidades, aunque muchas veces falle en el intento, no me quedo con el ¿Qué hubiera pasado si…?”.

 

 

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